jueves, 9 de junio de 2016

Lo pequeño. Lo muy, muy pequeño.




Hace unos años fui a una muestra fotográfica muy extraña. La artista había fotografiado texturas distintas, de telas, de cartones, de maderas, y sobre las mismas, había hecho micro-intervenciones: sobre una de las telas unas mesitas chiquitas con tacitas de café, sobre las maderas restos de papeles chiquitos como si algún ser microscópico hubiese estado hace unos minutos leyendo. Llamar la atención sobre el detalle, es un recurso tanto del arte visual como de la poesía. Perderse en lo "grande", y olvidarse de los pequeños detalles, es cualidad de ser humano por excelencia.

Un poco después de esa muestra, vi la película Arrietty y el mundo de los diminutos: seres que viven debajo de las baldosas de una casa. La gente como nosotros, hace sus vidas cada vez más difíciles, entonces cada vez quedan menos de ellos. Si queremos ponernos un poco profundos, podemos pensar que esta animación (como todas las del estudio Ghibli, en realidad) lo que pretenden es hacernos reflexionar acerca de nuestra dejadez respecto a ciertas aristas de la vida cotidiana: es cierto que el ser humano avasalló a otros seres vivos (árboles, plantas, animales) pero, ¿que pasaría si además no estaríamos dejando espacio en nuestra vida para que "lo pequeño" crezca, se desarrolle? Y... ¿qué es lo pequeño? ¿y por qué importa?.



Finalmente, este año llegué a este video de Coldplay. Cuando mi amigo me comentó algo respecto del lenguaje visual y la poesía, yo le comenté que últimamente vengo viéndolo todos los días. No solamente por lo que tiene de fantástico. Es una forma de ver el mundo que no pone a las "cosas importantes" en un primer plano. Lo que importa es eso pequeño, ínfimo, frágil, que está sucediendo alrededor de ellas. Como las fotos de aquella artista, ya ves.