A veces a mi mente le hace bien nutrirse de cosas absurdas y sinsentidos. Es evidente que, desde el punto de vista de muchos, de nada sirve saber sobre la mayor cantidad de relojes tragados por una persona, o el baño de inmersión con la mayor cantidad de serpientes adentro que tomó equis señora. Pero lo que esos muchos no entienden… es que unos pocos necesitamos imperiosamente de esta clase de cosas, que nos hacen bien en medio de tanto malevaje racional y cosa requetemil pensada. Es así.
Oh, las curiosidades nunca sobran.
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