jueves, 26 de septiembre de 2013

Eterna reincidente

Ése es el error que se comete muchas veces: el de creer que hay cosas que son de una vez y para siempre. NO EXISTE. La casa se vuelve a ensuciar, el pelo vuelve a salir. La gente deja de quererse. O se vuelve a encontrar. Un día me levanto dada vuelta, a la tarde empieza a mejorar. A la noche duermo mal de nuevo, doy cuatroscientas veinticinco vueltas en la cama. Duermo una hora. Voy al trabajo por la propiedad física de la inercia. Escucho las mismas cosas, o eso me parece a mí, porque si así fuera yo misma me estaría contradiciendo con el propósito de esta nota. Hay días - la mayor parte-  que tengo un humor tan, tan lindo que me parece que me llevo el mundo conmigo. Que todos los días voy a estar así. Ni por delante, ni por detrás, conmigo. Voy ahí, unida y salto, me hundo, vuelvo a salir, me sumerjo.
A la siesta. intenté recuperar las horas de sueño no dormidas, y me desperté tres horas después con un dolor en el pecho bien conocido por mí. Es como esa cosita que rasguña. La mala gana. No la mala hora de García Márquez, la mala gana... esas ganas de seguir durmiendo y que se joda el mundo.
Después me rescaté pensando una canción. Y así estoy. Nada es de una vez y para siempre, sigo reinventando.





viernes, 20 de septiembre de 2013

El regreso de chico equivocado




Hace  ya tiempo que Chico Equivocado se llevó sus acordes y sus rulos enarbolados a la ciudad de las diagonales.



A veces vuelve, y se acuerda de mí. 



A veces vuelve, y me acuerdo de él.




Los dos sonreímos por lo que fuimos, y cruzamos las calles en una repentina ola polar en pleno Septiembre.





Nos parece que el tiempo pasa, y que pasa rápido.

Nos parece que cambiamos, y la verdad que es así.

Nos decimos las cosas que se dicen

Antes de que llegue la hora de irse, otra vez, nos abrazamos

No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su
viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto,
nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea
jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque
nacer es una alegría que duele.

Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo,
que rompiéndonos nos junta y
perdiéndonos nos encuentra
y acabándonos nos empieza.
Pequeña
muerte, la llaman; pero grande ,
muy grande ha de ser,
si matándonos nos nace.

                                               Eduardo Galeano


martes, 10 de septiembre de 2013

Temores nocturnos


"Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz; sino haciendo consciente su propia oscuridad"

                                    Carl G. Jung


Ernie Deadly Night por Benjamin Lacombe



Mi casita donde me mudé hace poco, la quiero y la amo. Yo misma pinté el placard, colgué los cuadros, puse imanes en la heladera. Vinieron a visitarme amigos, gente que quiero. Siempre comentamos con Evaristo lo bien que se siente aquí.

Y ahora, otra vez este ánimo persecuta. Dormir. No podía dormir. Hay un ruido de la heladera que me aqueja – cada vez que arranca, cada 15 minutos – hay un malestar que me desgana. No sé si será mío, será del ambiente, o será la curiosa entropía que me designa un caos donde menos lo necesito: mi propia casa.
Siempre sentí cosas, desde chica. Soy muy perceptiva a los ambientes, a los cambios de clima. Para mí siempre fue un misterio la noche, y mi tía me contaba que me pasaba mirando por la ventana desde las siete de la tarde para entender como sucedía el cambio. 

Hace dos días, la luna se cruzó con Venus. Fue algo hermoso. Tuve un fin de semana de sueño, vi gente que quiero. Pero a la noche… siempre estoy tonta y asustadiza. Cualquier ruido me sobresalta, cualquier asomo de dormirme me vuelve a despertar. ¿Qué será? Seré yo, ¿será algo? Siempre hay un poco de masoquismo en ponerse a pensar estupideces a la noche… que entre alguien, o algo. Que me arrebate algo mío.



La Luna y Venus, dom. 08-08-13.

Siempre leí cuentos de Cortázar, donde lo irreal irrumpe en escena. Cucarachas en la comida, casas tomadas… vampirismo. Gente que se come el alma. No quiero tener miedo y eso me hace tener miedo. Es como Constantine, con Keanu Reeves, no es que vea demonios pero sé que la vida está llena de ellos. Simbólicamente, o materializados alguna vez… allí están.


Emulando a Herman Hesse en Demian, la vida es la conjunción de todo, lo sagrado y lo profano, Dios y Diablo, todo junto, es todo el combo. Percibimos la bondad porque sabemos que también hay maldad. Y día a día, tomamos decisiones, que nunca están libradas al azar.

Hoy escuché esta fantástica canción de Charly García (pego el audio abajo para quien quiera escucharla), que rezaba un párrafo que dejo guardado en mí:



Nace una flor, todos los días sale el sol
de vez en cuando escuchas aquella voz.
Cómo de pan, gustosa de cantar, en los aleros de mi mente con las chicharras.
Pero a la vez existe un transformador
que te consume lo mejor que tenés
te tira atrás, te pide más y más
y llega un punto en que no querés.


Mama la libertad, siempre la llevarás
dentro del corazón
te pueden corromper
te puedes olvidar
pero ella siempre está.



Según Clarissa Pinkola Estés, las mujeres sueñan a veces con el hombre oscuro de los sueños de las mujeres. Algún tipo de arquetipo del inconsciente colectivo. No queremos que nos arrebaten nuestros sueños y nuestra libertad. Pero hoy escuché la canción que dice que ella siempre está. La libertad de elegir. Sigo con mis fantasmas nocturnos. Pero también está ella. Y eso es un alivio. Quizás esta noche, antes de apagar la luz, la piense. Y me de un calorcito en el corazón. Que me abrigue hasta que salga el sol.

Imagen del blog de María