lunes, 27 de agosto de 2012

Porque sí


Porque sí, porque quiero. Porque me quedé pensando en la foto del post anterior.
A los que tengan ganas de leer, les regalo la historia de Bob y Joan.

 

Vi a Bob por primera vez en 1961, en Gerde’s Folk City, Greenwich Village. No resultaba muy imponente. Era como un paleto de ciudad, con el pelo por las orejas y rizos en la frente. Tocaba la guitarra que le empequeñecia. Llevaba una chaqueta de cuero oxidado dos tallas pequeñas, tenia mofletes de niño pero boca asesina: suave, sensual, infantil, nerviosa y reticente. Mas que cantar escupia las canciones. Eran originales y frescas, aunque crudas y desgarradas. Era absurdo, era nuevo e indescriptiblemente mugriento.


Cuando acabo su actuación, me lo trajeron a la mesa y se inicio el histórico evento de nuestro encuentro. El me miraba nervioso, murmurando palabras corteses y sonriendo con gesto divertido. Yo bebia mi “Shirley Temple” a pequeños sorbos, sintiéndome como la vieja reina madre de la música folk. Era indudable que este chico era excepcional y tenia el don de llegar a la gente, pero a mi apenas empezaba a llegarme.

De regreso a Big Sur, unos amigos de la costa Este me dijeron que Big Albert (Grossman) se había puesto en contacto con Bob y que en los medios folk no se hablaba sino de que Bob iba a ser una “bomba”, “una bomba mayor que Elvis Presley”. Estáis locos, fue mi respuesta, pensando que aquel tipejo mugriento que rezongaba y vociferaba sus canciones en tono nasal.


El astroso hotel de Washington Square costaba doce dólares la noche. No tenia servicio de habitaciones y su clientela se componía de drogadictos, camellos, transexuales, alcoholicos y otra escoria de las calles de Nueva York. A mi me hacia sentirme Beat, y a Bob sentirse como  en casa. Compre a Bob un traje negro que casi era de su talla. El se resistio, pero claudico ante una camisa blanca y glorioso colofón , unos gemelos de pedruscos violeta opacos. Yo estaba enamorándome.



Nos hacían una entrevista en la habitación, y nos preguntaban por nuestras respectivas carreras. Tal vez aquella tarde me sentí mas cerca que nunca de Bob: sus ojos eran tan viejos como los de Dios, y el era tan frágil como una hoja de invierno. Era como un niño endomingado gesticulando nerviosamente en el sofá con chaqueta grande y gemelos nuevos y yo era la mama. Pero también su hermana mística y compañera de protesta. Viviamos un mito, una vida Bohemia en el Village . Paseabamos por las calles barridas por el viento y desayunábamos por la tarde en el MacDougal Street.




Vendrían tiempos en los que cantaríamos juntos, reiríamos juntos y haríamos el loco juntos, hablaríamos, iríamos al cine, iríamos en moto, dormiríamos, pero después de aquel día del Village, seria como si, lentamente fuéramos saliendo del ojo del huracán, arrastrados a la turbulencia y al primer paso, el viento arrancaría su mano de la mía. 


He sido condenada.

Aquí viene tu fantasma otra vez.
Pero no es algo inusual,
es porque hay luna llena.
Y tú me llamaste.
Y aquí estoy sentada,
cogida al teléfono,
escuchando una voz caer en picado.
Una voz que conocí
hace un par de años luz.

Recuerdo que tus ojos
eran más azules que los huevos
que pone un petirrojo.
Y me dijiste que mi poesía era pésima (...)
Los dos sabíamos lo que los recuerdos nos podrían traer:
diamantes y herrumbre.



Memorias de Joan Baez - 1987



Post dedicado a Cristián. Y lo demás, está de más.


5 comentarios:

  1. qué poderes ni poderes me olvidé por q estoy viejo!!!! y qué linda que es joan qué linda. Bellisimo post, que dedicado a christian debe hacerlo sentir orgullosito. y qué hace el tal christian que no te lo agradece. je
    llegué primero. Muy bello emilie

    ResponderEliminar
  2. Le sacaste el jugo a la historia no? vos queres un Bob Dylan tambien, admitilo...

    ResponderEliminar
  3. pude imaginar casi todo , me gusto el post

    ResponderEliminar
  4. Garriga: Qué lindo es saber que alguien leyó toda esta entrada! Y, Cristián no creo que comente, ya que ni siquiera sabe que por la web circula un post dedicado a él, que fue el primero al que le pasé la foto de Baez y Dylan hace unos días, diciéndole que, si no fuesemos contemporáneos, en otra vida habríamos sido él y yo (físicamente, él es igual a Dylan pero rubio). Abrazo, gigante como siempre.

    Jose: Para serte sincera, no se si quiero un Dylan en este momento. Quizás un intermedio entre Bob Dylan y Mr. Darcy... de esos habrá?? ;)

    LAGARTO: Yo también imaginé la historia, sobre todo la parte donde ellos se conocen, y él está súper nervioso y ella súper tranquila, mientras bebe su Shirley-temple. Saludos

    ResponderEliminar
  5. Conocía algo de esa historia, pero muy por arriba. Gracias por compartirla.
    Besos.
    HD

    ResponderEliminar

Sea brutalmente honesto.