lunes, 13 de mayo de 2013

Pedacito de cielo


- Que me abandonen todas, si quieren - me dijo él. 
Habíamos terminado de juntar unas cajas para llevar a su nueva casa. Él se estaba mudando en medio del desconsuelo, las horas inadecuadas del flete, los libros llenos de polvo que faltaban.
Yo lo miré con curiosidad. Parecía como si  lo hubieran avejentado los años al lado de Mariana. Me dijo que un día se cansó de esa casa llena de silencio. Había dejado de escribir. Había dejado de componer. Se estaba muriendo. Mariana no le hablaba. Mariana no hablaba de nada. Después de muchos años de relación, él se había cansado de su silencio. De no ser confidente. De no compartir palabras fuera de las palabras de rutina.
- A veces - le dije yo - dos personas pueden vivir en una misma casa sin encontrarse en ninguna de las habitaciones.
- Sin encontrarse nunca - agregó él. 
Yo me callé. Acababa de llegar el flete.
- Que me abandonen todas, si quieren - dijo él. Y agregó - Las necesarias para que no vuelva a perderme yo mismo.




6 comentarios:

  1. Suena a cliché pero puedes estar rodeada de gente y encontrarte absolutamente solo.


    Saludos

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  2. El encuentro requiere una coincidencia estadistica compleja, polimorfica, absoluta. Lo demas son acercamientos. ¿Que diferencia hay entre estar mas o menos cerca y estar mas o menos lejos?.

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  3. Y como se fue de dónde nunca estuvo?
    Con los que nos cuesta encontrarnos a nosotros mismos a que vivir desencontrados con otros.

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  4. Se fue donde siempre quiso estar: cerca de sí mismo.

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  5. Debe ser le paraíso estar cerca de uno mismo sin extraños conocidos al rededor... parece que estamos sincronizadas con el silencio, solo que tu hablas del silencio que mata y yo, del que da vida. Vivir con un zombie debe ser bastante más terrible que con un muerto e infinitamente peor que estar solo.

    Me alegro que haya tomado la decisión de irse, quizá así rejuvenezca, si se encuentra a gusto con él mismo, es cierto.. que se vayan todos.


    Un beso grande EMILE.

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