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Obra de Frank Mott. |
Me gusta mucho conocer lugares nuevos.
Casi podría decir que es una de mis actividades preferidas. Muy por encima de
leer o escribir estos días en los que el otoño nos regala una especie de
primavera alargada, me gusta salir afuera a caminar y VER cosas nuevas.
Esos días en los que la luz se vuelve
dorada alrededor de las cinco de la tarde son mis preferidos. Siento que,
saliendo afuera, puedo diluirme un poco de la agotadora tarea que significa
tener que ser yo todos los días. Descargarme de la cotidianeidad (a veces
aplastadora) del día a día.
"Ayer vi un brazalete que me hizo
volver a creer en la vida", me dijo una vez una amiga que estaba saliendo
de una tristeza muy grande. Pudo haber sido una nube sobre la punta de una
casa. Pudo haber sido también un globo tirado en el medio de la calle,
solitario, color azul.
Siento que la belleza hoy es, más que
nunca y fuera de cualquier banalidad, un refugio que muchas y muchos
compartimos para recordar que esos instantes, momentos, imágenes, son
experiencias trascendentales que nos acercan a lo inefable de esta vida.
La belleza de un brazalete de bronce
hecho a mano por una artista cubana, con las líneas de las nervaduras de sus
hojas perfectamente delineadas, marcadas hacia el final con un punto de cubic.
O un abrazo a la entrada de la librería
con tu mejor amigo. O una canción que te encanta y justo pasan en la radio
mientras vas manejando en el auto, volviendo a tu casa. Caminar por un bosque,
o por el campo, durante la lluvia.
Volviendo al brazalete. Quizás lo que
conmueve es también el trabajo manual de la autora. Es cómo eso, que ahora es
un brazalete precioso, arrancó siendo una idea en la mente de alguien... que
vino de lugares imposibles de rastrear. Las ideas, y (en este caso) las ideas
que construyen algo bello, son sin dudas lugares a los que ninguna tecnología
en el mundo puede acceder, y ojalá nunca pueda.
Pienso a veces que por ese poder de
crear belleza y conmover a otros es que el diseño y la moda dejaron de
parecerme banales hace un tiempo, para llegar a constituirse en reales motivos
de interés.
Y ojalá a ustedes también les suceda. Más allá de cualquier deseo consumista, hay algo realmente hermoso en
conmoverse con un bordado, la forma de un sombrero, la sencillez de un anillo.
La belleza está en todas partes.
También el horror. Pero la belleza, a mí, me permite seguir teniendo ganas de
caminar.
Los abrazo,
Emilia.
Tú, mi querida Emilia, como Galeano ...el usaba la utopía para caminar y vos, la belleza ...Como toda esta belleza en letras tuyas me ha hecho caminar hasta aquí , un beso ...me alegra leerte, mucho y deseo q estés tan bien como tus bellas letras !
ResponderEliminarQuerida María! qué hermoso leerte, qué bello que estés por aquí. Yo estoy muy bien, muy feliz!! Con novedades lindas de mi vida!!! ojalá podamos charlar. Vos usas ig?
EliminarPues no, no conozco esa aplicación. , pero al menos, podemos seguir leyéndonos por aquí , aunq a decir verdad estoy un poco alejada ...Cuando llega el buen tiempo , estar bre el PC se hace duro y en cuanto el trabajo lo permite huyó fuera...no obstante. ratitos como ahora , pasaré a saludarte , de alguna forma estamos unidas por la vida aunq solo haya sido en palabras , el vínculo nació y existe ...así q un besito y hasta otro momento preciosa!
Eliminarjajaja sorry, salió doble...en modo ramillete para ti : )
ResponderEliminarMe encanta cuando la gente tiene la sensibilidad suficente para encontrar belleza donde otros ven otra cosa. Me recordaste a la escena de "Belleza americana" donde el flaco se queda mirando cómo una bolsa es movida por el viento y ese vaivén le deja estupefacto y apreciando un simple hecho que para cualquiera pasa desapercibido.
ResponderEliminarTotalmente es eso lo que me sucede. Tengo una entrada en este blog sobre esa película. Gracias por pasar! un abrazo. (quise dejar un comentario en una de tus entradas de blog pero me daba error)
EliminarSi, mi blog se está comportando erráticamente últimamente 😅
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