domingo, 23 de febrero de 2014

Fragmentos de un discurso amoroso - Roland Barthes.

Antes de que comenzaran las vacaciones me compré Fragmentos de un discurso amoroso del respetable intelectual francés Roland Barthes. He de decir, con la mayor honestidad, que es uno de los libros que más me costó leer en este último tiempo. Y no porque presente algún tipo de complejidad teórica inaccesible... sino porque este libro lo que hace, literal y literariamente, es desmenuzar cada aspecto de la vida amorosa/romántica del ser humano, luego de haberla puesto en el microscopio, captando cada color, textura y momento de los diferentes estadios por los que pasan las relaciones del enamorado.

Lejos de recomendarla para alguien durante la sumisión en el estado amoroso (acaso no estamos todos, casi constantemente, enamorados de algo? aunque sea de nosotros mismos, algunos?) creo necesario captar lo que Barthes intenta explicar en cada uno de los pasajes, y después, OLVIDARSE DE ESO.

Digo que, a pesar de que él abarca con su teoría facetas del estado amoroso: el rapto, la espera, la desilusión, el recuerdo, el olvido, supongo que aún soy de las que piensan que hay algo que no logra abarcar el lenguaje y que no todas las explicaciones sobre lo que nos sucede a nivel interno las satisface el psicoanálisis. Podría decir que para eso tenemos la poesía, que también puede hablarnos del rapto, la espera, la desilusión, de una manera distinta - por supuesto - a la de la lectura académica.

Creo que quizás el mal de nuestra época, entre tantos otros, sea teorizar sobre el amor. Cosa que Barthes hace de manera brillante. Pero desde mi humilde postura de anónima en materia teórica, vengo a postular otras manifestaciones del estado amoroso que exceden lo que dice este libro. Puedo mencionar dos, el viaje y la creatividad. Puedo mencionar lo cálido y lo lúdico. Por supuesto que desde la perspectiva de un intelectual siempre habrá motivos que vendrán a desarmar estas manifestaciones, explicándolas (es decir, desarmándolas, deconstruyendo en partes) estos afectos ligados al amor utilizando teorías.

En definitiva, lo que ha de ser apreciado en la obra de Barthes, que es el entrañable análisis del discurso amoroso actual, a mi modo de ver es impecable.

Simplemente, no llevarse por eso, quitándole al sentimiento lo que tiene de sentimiento, en cuanto empezamos a pensarlo.

Buscando reseñas de este libro después de tenerlo he leído ésto:

Estar enamorado (en el más laxo e informal sentido de la palabra, es decir sin importar, no ya la respuesta positiva del amado, sino si el otro sabe siquiera de nuestra existencia) te da una razón para despertar cada mañana, para realizar tareas que en el fondo no querías hacer, para tratar de dejar de ser el despojo de persona al que estabas acostumbrado. El amor (o el deseo) como un motor para sobrellevar dignamente esta rutinaria y mediocre existencia. El amor como generador de sentido.


No creo que a Barthes se le haya escapado eso... pero quizás habrá dejado las cursilerías y las locuelas en su fuero interno. Barthes enamorado... es como decir Homero Simpson escribiendo un ensayo sobre un libro de Foulcault.

A continuación, algunos párrafos de este gran libro.



OBSCENO. Desacreditada por la opinión moderna, la sentimentalidad del amor debe ser asumida por el sujeto amoroso como una fuerte transgresión, que lo deja solo y expuesto; por una inversión de valores, es pues esta sentimentalidad lo que constituye hoy lo obsceno del amor.

En la vida amorosa, la trama de los incidentes es de una increíble futilidad, y esta futilidad, unida a la mayor formalidad, es sin duda inconveniente. Cuando imagino suicidarme por una llamada telefónica que no llega, se produce una obscenidad tan grande como cuando, en Sade, el papa sodomiza a un pavo. Pero la obscenidad sentimental es menos extraña, y eso es lo que la hace más abyecta; nada puede superar el inconveniente de un sujeto que se hunde porque su otro adopta un aire ausente, mientras existen todavía tantos hombres en el mundo que mueren de hambre, mientras tantos pueblos luchan duramente por su liberación, etc. ".

DEDICATORIA. Episodio de lenguaje que acompaña todo regalo amoroso, real o proyectado, y, más generalmente, todo gesto, efectivo o interior, por el cual el sujeto dedica alguna cosa al ser amado.

El regalo amoroso se busca, se elige y se compra dentro de la mayor excitación – excitación tal que parece ser del orden del goce. Calculo activamente si ese objeto complacerá, si no decepcionará, o si, por el contrario, pareciendo demasiado importante, no denunciará por sí mismo el delirio –o el embaucamiento en el que estoy aprisionado. El regalo amoroso es solemne; arrastrado por la metonimia voraz que regula la vida imaginaria, me transporto por entero en él. A través de ese objeto te doy mi Todo, te toco con mi falo; es por eso que estoy loco de excitación, que recorro las tiendas, que me obstino en encontrar el buen fetiche, el fetiche brillante, logrado, que se adaptará perfectamente a tu deseo.



ADORABLE

Encuentro en mi vida millones de cuerpos; de esos millones puedo desear centenares; pero de esos centenares, no amo sino uno. El otro del que estoy enamorado me designa la especificidad de mi deseo.
Esta elección, tan rigurosa que no retiene más que lo Único, constituye, digamos, la diferencia entre la transferencia analítica y la transferencia amorosa; una es universal, la otra específica. Han sido necesarias muchas casualidades, muchas coincidencias sorprendentes (y tal vez muchas búsquedas), para que encuentre la Imagen que, entre mil, conviene a mi deseo. Hay allí un gran enigma del que jamás sabré la clave: ¿por qué deseo a Tal? ¿Por qué lo deseo perdurablemente, lánguidamente) ¿Es todo él lo que deseo (una silueta, una forma, un aire)? ¿O no es sólo más que una parte de su cuerpo? Y, en ese caso, ¿qué es lo que, en ese cuerpo amado, tiene vocación de fetiche para mí? ¿Qué porción, tal vez increíblemente tenue, qué accidente? ¿El corte de una uña, un diente un poco rajado, un mechón, una manera de mover los dedos al hablar, al fumar? De todos esos pliegues del cuerpo tengo ganas de decir que son adorables. Adorable quiere decir: éste es mi deseo, en tanto que es único.


Lo intratable

Hay dos afirmaciones del amor. En primer lugar, cuando el enamorado encuentra al otro, hay afirmación inmediata (psicológicamente: deslumbramiento, entusiasmo, exaltación, proyección loca de un futuro pleno; soy devorado por el deseo, por el impulso de ser feliz) digo sí a todo (cegándome). Sigue un largo túnel: mi primer sí está carcomido de dudas, el valor amoroso es incesantemente amenazado de depreciación: es el momento de la pasión triste, la ascensión del resentimiento y de la oblación. De este túnel, sin embargo, puedo salir; puedo “superar”, sin liquidar; lo que afirmé una primera vez puedo afirmarlo de nuevo sin repetirlo, puesto que entonces lo que yo afirmo es la afirmación, no su contingencia: afirmo el primer encuentro en su diferencia, quiero su regreso, no su repetición. Digo al otro (viejo o nuevo): Recomencemos.


Los celos
Como celoso sufro cuatro veces: porque estoy celoso, porque me reprocho el estarlo, porque temo que mis celos hieran al otro, porque me dejo someter a una nadería; sufro por ser excluido, por ser agresivo, por ser loco y por ser ordinario.

7 comentarios:

  1. apenas terminé el secundario, después de la guerra de 1982, entré a la facultad de letras. Estaban todos a full con Barthes. Me pudrieron. No culpa de él, sino de que yo estaba fuera de lugar viviendo mil catástrofes. (no fui a malvinas, pero mis amigos sí y habian vuelto, algunos y era raro, todo)y me tocaba a mi entrar a la marina y me hablaban de Barthes y bueno, me quedé con el arquero de la selección francesa, homónimo. Nunca lo pude tragar, tal vez por eso. Era la dictadura todavia, era jodido todo.

    ResponderEliminar

  2. Jaja mi querida EMILIE, tú hablando de uno de los males de les humanidad y yo de otro, tú saturada de uno que mira al microscopio un sentimiento y yo sintiendo que todo lo vemos de pasada... ¡qué curiosa paradójica coincidencia la nuestra!


    Estoy absolutamente de acuerdo contigo cielo, teorizar sobre el amor, diseccionarlo con un escalpelo es tan absurdo e imposible como pretender contar las estrellas del universo.

    No he leído este libro, no puedo opinar sobre él, de lo poquito que muestras aquí me parece que a este hombre se le confunden los conceptos.

    Racionalizar lo más alejado de lo racional que existe parece que es lo que pretende y así, lo siento, nada tiene sentido y todo se cae de base. Sinceramente me matan estos racionalistas que reducen todo a química orgánica psicolofreudiana ... menos psicoanálisis y más sentir, el amor solo se sabe lo que es cuando se siente y me temo que lo que cada uno siente es único si tiene la suerte de sentir amor, que casi siempre son otras cosas... enamorados andamos todos tienes razón, AMOR con mayúsculas me temo que solo está al alcance de unos poquitos afortunados... que además de sentir se tiene que ser extremadamente generoso y afortunado para encontrar la otra persona con la que compartir al mil por mil ese sentimiento y que dure en le tiempo sin consumirse en estas fases tan infantiles en mi opinó... ¿de quien habla del atontamiento que sufren los adolescentes quizá? jaaj lo siento, soy una presuntuosa e inconsciente criticando algo que desconozco... gracias de todas formas EMILIE


    Mil besos cosa bonita...


    PD
    Te digo de verdad que no voy a leer este libro ¿ de verdad este tío tiene la más remota idea de lo que habla? dice que el regalo amoroso se busca, se elige y se compra... aaay Sr. jaja este se perdió en el empachoso San Velentín:))


    Mmuaaaaaaaaaaakks!!



    ¿Me perdonas verdad que sí? a veces me río más de mi misma que de nadie con las chorradas que suelto jajaja

    ResponderEliminar
  3. Que complejo, demasiado elevado mejor lo practico je.


    Un beso

    ResponderEliminar
  4. Sigo pensando que el amor no se estudia, se vive.


    Otro beso

    ResponderEliminar
  5. hoy leía, cosas sueltas, Saer. yo mismo, blogs y dije, uy, extraño a emilie

    ResponderEliminar
  6. Creo que voy a hurgar más por aquí después de esto..

    ResponderEliminar
  7. Hooola preciosa, siento haber tardado tanto n venir a ver cómo te encuentras después de ese susto de enfermedad que espero haya pasado bonita. Ojalá te encuentres mejor y para que te pongas bien a tooda velocidad he pensado que nada mejor que nada mejor que dejarte el beso más precioso que jamás se ha escrito ( dile a este Roland Barthes que gracias por su teoría pero mejor que antes se entere de que va todo esto de verdad, no en versión plástico psicológico valentinesco jajaja

    PARA TI CIELO, en la voz de tu amigo :))


    Aaaah! y graaciaas por lo tuyo, muaaaaaaakss!!

    Mil besos preciosa.

    ResponderEliminar

Sea brutalmente honesto.