- Anoche soñé con vos – dijo Rocío. – “Soñé que dirigías
un cortometraje en ese festival tan conocido de Chubut. Era en un primer piso,
en una especie de terraza como ésta. Vos estabas ahí, tan lindo como siempre.
Habías dado un par de indicaciones sobre cómo hacer una escena, y dos pibes,
estudiantes de cine, hacían una pregunta para desacreditarte (no recuerdo cuál).
Vos les sonreías sin ninguna condescendencia, y les decías que te dejaran
proseguir, y capaz que así entendían algo. Fue buenísimo.
En algún
momento, yo bajaba la escalera de caracol, para llegar a la calle, y vos para
hacerte el gracioso me tirabas agua desde arriba. Yo te había amenazado con que
subiría a besarte si hacías eso. Cuando cayó el baldazo, los dos entendimos que
yo subiría corriendo, y vos bajarías de la misma manera, y coincidiríamos en el
tramo exacto de la escalera que marca la mitad, para darnos ese beso. Pero algo
falló en mi sueño, porque los sueños a veces fallan. Y resultó ser que yo subía
emocionada, corriendo, de a dos, de a tres escalones. Los dientes ya no me
entraban en la boca de tanta sonrisa, y el vestido empapado se me enredaba en
las piernas, tanto que tenía que levantarlo. Yo recorría más de la mitad del tramo.
Justo después de la mitad, sentía esa cosa fea. Vos habrías hecho un poco menos
de un cuarto de escalera. Y cuando nos besamos, te sentí seco y distante, como
si mi cara fuera una televisión… que está dando un programa que a vos no te
interesa, y vos estuvieras al frente comiendo pochoclo o haciendo zapping”.
Joaquín la
miró un instante. Ella tenía la cara pálida. Desde la hamaca paraguaya, había contado
su historia con cadenciosa solemnidad, esa que precede a alguna noticia
importante.
-
¿Y no se te ocurrió pensar que era solamente un sueño?
-
No. Porque me desperté con certeza de realidad. Y
comprendí el por qué de mi decisión ahora.
-
No podés tomar decisiones en base a un sueño.
Rocío sonrió,
mientras alejaba con su mano un mosquito que sobrevolaba sus piernas. Él contempló
la escalera de caracol verde por la que habían subido.
-
Nuestro problema es que pasamos demasiado tiempo en
esta terraza – le dijo. – Entonces vos después empezás a soñar boludeces en el
mismo escenario.
-
No podemos estar en otro lado – dijo Rocío - Vos no
podrías.
-
Por eso te vas – contestó él. No lo decía para ella, ni
siquiera se lo preguntaba. Era una sentencia para sí mismo.
-
Por eso me voy – coincidió ella.
Rocío esperó
que él dijera algo más. Pero Joaquín tomó un trago de agua del vaso que había a
su lado.
-
Besáme en la calle – le pidió de pronto Rocío.
-
Sabés que no puedo – le contestó él.
-
¿Ves? – dijo ella - Televisión. Te falta el pochoclo
nomás.
Bajó de la
hamaca, poniendo sus dos pies en el suelo, bien apoyados y con cuidado de no
tirar el vaso de vidrio. Agarró sus ojotas con una mano, y empezó a bajar las
escaleras. No tenía ganas de llorar, quizás porque esto – que era la realidad –
se parecía tanto a otro de sus sueños.
Cuando bajó a
la calle, miró arriba, justo en el momento en que Joaquín desde la terraza volcaba
el agua de su vaso, que cayó sobre la vereda. Un chorrito miserable a escasos
metros de ella.
-
Es todo lo que tengo – gritó él desde arriba.
-
¡Idiota! – le dijo ella, poniéndose las ojotas.
Joaquín comenzó a bajar las
escaleras, corriendo. Ni Rocío lo vio completar todo el tramo de la escalera para
besarla en la calle, ni él llego a tiempo para verla parar un taxi, decir una
dirección e irse de su terraza, así, sin más.
Bueno. Desencuentros. Para que las personas se conecten y los milagros sucedan deben contar con su predisposición y con los favores del tiempo. Si el universo no está alineado en un orden preciso, por más que querramos, las cosas no suceden.
ResponderEliminar¿Sabes con qué palabra definiría esta maravilla que te acabo de leer AMILIE? INCOMUNICACIÓN.
ResponderEliminarEl mayor mal que existe entre los humanos.
Tu emites un mensaje y supones que es claro, diáfano, pero resulta que para tu sorpresa el emisor no lo pilla, o si lo pilla, lo interpreta mal ( buuufff si vieras la que se ha montado en mi blog por un estúpido mal entendido:-) o si lo interpreta correctamente responde tarde...
Sieeempre lo mismo.
Uno espera y en la espera desespera y en la desesperación suele lanzar todo tipo de sentencias, ultimatums, reproches y lindezas varias ( aquí no...Rocío es de lo más calmada, meeenos mal:-) pero es que Joaquín es lento de reflejos...
Recuerda jaja los hombres son rápidos de cuerpo y lentos, muy lentos de mente (emocionalmente hablando:-)
Dile a Rocío por favor que se de la vuelta la próxima vez que decida subirse a un taxi...No siempre pero a veces girar la cabeza y volver a mirar, a releer, a repensar .. nos salva la vida:))
Todos vemos solo por nuestros ojos desde dentro, ver diferente y desde fuera es la asignatura pendiente...
Un beso inmenso preciosa, graaaaaaaciiias y feliz finde Mmuaaaaaaakks!!
Durisimo... pero bueno, es lo q hay.
ResponderEliminarsoñe que me soñabas
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